Teniendo en cuenta que no todos los pies son iguales, las recomendaciones
generales para tener unos pies saludables, y para evitar que pequeños
problemas se vuelvan más severos mediante el cuidado diario de los pies, son:
- La
higiene perfecta de los pies no consiste en baños muy frecuentes ni
prolongados en el día, sino lavarlos preferentemente cada noche, tras
las actividades cotidianas.
- Para la
limpieza se debe usar agua templada, aconsejándose probar la
temperatura del agua antes del baño; jabón neutro y de acción
antiséptica, durante unos cinco minutos. En casos concretos, se usarán
jabones ácidos o alcalinos.
- Procurar
un buen secado de los pies, sobre todo entre los espacios
interdigitales, para evitar la humedad residual, con una toalla suave y
limpia, sin frotar la piel. Usar preparados a base de lanolina o
vaselina para ablandar la piel seca. Aplique polvo de talco o
sustancias antisépticas si existe excesiva sudoración.
- Obsérvese
diariamente sus pies. Si siente dolor, irritaciones, cambios de color o
temperatura, ulceras o signos de infección, debe consultar a su médico
de familia o al geriatra, para tratar de encontrar la solución más
adecuada a su problema.
- Se
recomienda una supervisión periódica de sus pies por un podólogo.
- Cuando
sea necesario el corte de uñas, deberá hacerse después del lavado y
secado de los pies, procurando que haya buena luz. Usara cortaúñas,
cortándolas cada ocho días, aproximadamente y siempre cuadradas, nunca
en pico o redondeadas. En diabéticos, en vez de cortarlas, puede usar
una lima de cartón con suavidad o para mayor seguridad acudir al
podólogo.
- Ser muy
prudentes a la hora de querer eliminar las hiperqueratosis, con
callicidas, remedios caseros o instrumentos afilados, sobre todo en
ancianos diabéticos, a quienes les esta prohibido, sobre todo el
cortarlos.
- No
emplear adhesivos ni parches en la piel.
- Es
importante ejercitar la musculatura del pie y la pierna, mediante un
programa simple de ejercicios, como hacer marcha de puntillas y talones
a intervalos, de forma progresiva, etc., que su médico le aconsejará
según su patología y estado físico.
- La movilización
solo es eficaz si es indolora. No siendo aconsejable la marcha por
terreno accidentado y la sedestación prolongada.
- Cada
pie requiere un calzado propio, teniendo en cuenta también para la
actividad para la que se la quiere.
- El comprobar
la longitud del zapato presionando la puntera del mismo puede dar una
medición errónea, aconsejándose abrir el zapato, dejando que el talón
asiente en la parte posterior, con los dedos por encima del mismo. El
zapato debe tener entre medio y un centímetro más de longitud que el
pie.
- Comprar
el calzado por la tarde, pues los pies suelen hincharse a medida que
transcurre el día, comprobando así que no molestan. Aunque es cierto
que los zapatos con el tiempo de llevarlos se acoplan a los pies,
también es cierto que suele ser a base de sufrimientos y deformidades.
Si estrena unos zapatos, debe usarlos de forma progresiva.
- Se
recomienda usar calzado con pala ancha y alta que permita la movilidad
de los dedos; con cordones o tiras con hebillas tipo "merceditas",
para que el pie no se deslice en el interior; con contrafuerte rígido
para evitar que se escape el retropié al andar; con suela de cuero
flexible y lo suficientemente gruesa y mullida para evitar las
irregularidades del terreno; con tacón que no sobrepase los cuatro
centímetros de altura; puntera alta y ancha; y a ser posible de
materiales nobles como el cuero, piel, etc., que permiten una
transpiración natural.
- En
verano, si usa sandalias, estas deben sujetar bien al pie, no
desbordándose éste por los espacios libres.
- Para el
deporte, usara tacones que no superen los 2,5 centímetros de alto y con
suela ni muy gruesa ni muy delgada, con una flexibilidad media, y algo
más largos de lo normal para permitir el uso de calcetines de lana
blandos y gruesos.
- Es
conveniente, salvo en pacientes diabéticos a quienes le está prohibido,
caminar descalzo en la playa, sobre el césped, pues es uno de los
mejores medios para fortalecer los pies.
- En los
lugares de intensa masificación como vestuarios, se protegerá los pies
con zapatillas aislantes para evitar contagios.
- Usar
calcetines de lana y zapatillas acolchadas durante el invierno y
calcetines de algodón o hilo en verano. Siendo necesario el cambio
diario de calcetines y medias. Se descartarán las fibras sintéticas,
por no favorecer la transpiración.
- Se
recomienda no usar calcetines o medias remendadas o con costuras, ni
utilizar ligas o calcetines con elástico superior que aprieten, ya que
al impedir o entorpecer el retorno venoso, son causa de edemas
periféricos.
- En
invierno podrán utilizarse calcetines en la cama, procurando que no
aprieten. En la cama, especialmente en el caso de diabéticos, no deberá
colocarse nunca en las piernas, bolsas de agua caliente, mantas o
aparatos eléctricos de calor concentrado, para evitar quemaduras.
Siendo recomendable en todo caso, calentar previamente la cama. Ni
tampoco sentarse demasiado cerca de un fuego, radiador o brasero.
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Artículo de interés general sobre el cuidado del pie anciano
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